viernes, 19 de abril de 2019

Solvet saeclum in favilla


Poco más que decir.
Mucho lío últimamente, y tampoco me apetece hablar de ello.
Pero quería compartir el son de Notre Dame. Al final, parece que se ha salvado.

sábado, 2 de febrero de 2019

Día blasquista

Buenos días desde la Malvarrosa.


Amanece nublado y aparezco en la playa a primera hora, a la altura casi de la Patacona, para enseñar la Casa-Museo de Blasco Ibáñez.
Hablo durante casi una hora de Hollywood, de Argentina, de sus amigos Sorolla y Benlliure, de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y la Gran Guerra.

Más tarde nos vamos al centro y se nos unen las cámaras. Y, por la tarde, reportaje en À punt.

Día blasquista completo. Quién me iba a decir.



jueves, 3 de enero de 2019

21015

Cuánto tiempo sin pasarme por aquí.
Temporada alta, lo llaman.
Pero hoy acaba y estoy más relajada, al fin.

Quizá alguien haya reconocido el número que da título al post. Sí, es el segundo premio de la lotería de Navidad de este año. El número que mi abuela jugó a la lotería durante toda su vida. Ha salido, con ocho años de retraso, y, aunque no he visto ni un euro (qué le vamos a hacer), me emociona saber que en mi familia ha habido una lluvia de buena suerte.
El día del sorteo fue un día de emociones variadas y confusas, pero sobre todo de mucha alegría y añoranza. De pensar en desayunar tortas fritas con chocolate y en comprobar los números en el periódico, sentada junto a mis abuelos, buscando el 21015 entre las pedreas.

Por otro lado, yo estoy aquí, sentada frente al ordenador, con canciones viejas de Extremoduro que no me había detenido a escuchar.

Las dejo por aquí.

Feliz 2019

jueves, 2 de agosto de 2018

Segunda parte

Segunda parte del post anterior. Para evitar spoilers, se debe leer el otro primero ^_^

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Los espectadores, que hasta ese momento habían estado en silencio, lanzaron suposiciones al aire. Los smartphones ardían. ¿Qué iba a pasar ahora? «Es una estrategia, ya nadie ve este programa» decían muchos. «Lo dudo, y si es eso, a mi que no me esperen la semana que viene» contestaban otros.

Por fin volvió la emisión. La cámara mostraba a entrevistadora y entrevistado hablando en voz baja, casi como haciéndose confidencias, cuando cesaron los aplausos y comenzó la segunda parte de la entrevista. Ella volvió a mirar a la cámara y recordó a los espectadores el punto en el que estaban y lo que había venido a decir Martí.


—Pues sí, mis queridos espectadores. Lo que he venido a decir esta noche es que el crimen lo cometí yo.

Silencio.


La entrevistadora, sin darse cuenta, dejó caer sus papeles al suelo.


El técnico se sobresaltó, moviendo la cámara, y el resto de la entrevista ella quedó casi fuera de plano.


A nadie pareció importarle o siquiera darse cuenta.





—¿Qué?


—Ah, ¡qué bien sienta decirlo! Tanto tiempo construyendo mi historia. Casi había olvidado cuál era la verdad. Pero sí, le maté yo.


—Pero, ¿todo lo que nos acabas de contar?


—Los espectadores tenían que saber lo que pasó en el juicio. Ahora puedo contar cómo trabajé esa mentira hasta el punto de que, hasta hace cinco minutos, todo el mundo se la creía.


—¿Por qué…?


—¡Ya llegaremos a eso! Lo primero es saber cómo conseguí que me declararan inocente.


—Los testigos…


—Y el perito. Bien, no hay nada más creíble que alguien que no conoces de nada y no tiene ninguna relación contigo hable en tu favor. Pero, claro, que nadie pudiera encontrarnos relación no significa que no nos conociéramos, ¿no?


—¿Les habías pagado?


—¡Pagado! ¡Qué banal! —rió, y de repente sus ojos parecieron terroríficos.


—Entonces…


—Nuestra relación iba más allá de los bienes materiales. Nunca me importó nada de eso. Ni el dinero, ni las joyas…


—El cuchillo…


—El cuchillo sí. Era importante. Tenía que ser ese. El perito habló muy bien de la copia que se fabricó mientras se desarrollaba el juicio. ¡Fue perfecto! Convenció a todo el mundo de que el original era la copia, y viceversa.





—Y tú no conocías al perito.


—De nada. Un completo desconocido. Ni siquiera era amigo de un amigo de un amigo. ¡Más de seis grados de separación entre nosotros!


—Pero, entonces, ¿por qué mintió por ti?


—Porque nosotros nos reconocemos. Estamos por todas partes, pero pocos nos detectan. Pero, cuando nos miramos a los ojos, sabemos quienes somos. Y cuando estuve en problemas, le buscaron y se aseguraron de que le escogían a él para este trabajo.


—¿Ellos?


—Nosotros. La Sociedad.


—¿Una secta…?


Le miró. Ahora estaba furioso, no quedaba rastro de su serenidad inicial.


—¡No! La única palabra verdadera. Los que devolveremos a los que reposan dormidos a su lugar en la Tierra.


La periodista se acurrucó en la silla. La locura en los ojos de Juan Martí la había paralizado en el sitio. A ella y a todos los televidentes. Juan continuó.





—No está muerto lo que vive eternamente. Y ellos solo esperan nuestra señal. El viernes 13 del séptimo mes llegará el Despertar, así dicen los antiguos textos. Me obsesioné con el cuchillo, ¿sabes…? A nadie de mi familia parecía importarle. Era bonito y caro, de buena factura. Pero a mi me obsesionaban los símbolos. Los del mango, los de la hoja. Mi madre decía que no significaban nada. Yo sabía que no era así, lo que pasaba es que no los entendíamos. Me costó mucho encontrar a alguien que pudiera ayudarme. Finalmente encontré un manuscrito en la biblioteca de la Sorbona, en París. En él se hablaba de mi cuchillo, de cuándo se forjó y de cuándo se perdió… hasta que acabó en manos de mi familia hace ya seis siglos. Y un día les encontré, mejor dicho, ellos me encontraron; y me llevaron a sus cuevas excavadas bajo tierra por los Antiguos. Y allí, rodeados de las calaveras de los fundadores de la Sociedad, leímos los antiguos pergaminos y comprendimos el significado de las profecías.


Y todo se torció por una pareja que abandonó la discoteca para echar un polvo rápido.





La última frase la había dicho con resignación, casi parecía de nuevo la persona que había entrado al plató hacía solo una hora. Pero cuando volvió a mirar a la cámara, la locura era evidente en su mirada.


—No quiero que tengan miedo. Es lo más importante. Ellos son los que van a marcar nuestras vidas a partir de ahora. Nosotros estaremos a sus órdenes, igual que ustedes.





La presentadora salió de su trance por un momento.


—¿A partir de ahora? ¿Por qué a partir de ahora?


Juan rió como un maníaco.


—¡Seis años! Hoy vuelve a ser viernes y 13 de julio. Los astros son propicios de nuevo. Y, ¿sabe qué? Nadie les va a interrumpir. Mientras yo estoy aquí, los míos están consumando el ritual. Y nadie habrá reparado en su presencia.


La periodista se recompuso en el sitio, y reunió el suficiente valor como para mirarle a los ojos.


—Estás loco. Te van a detener, por ser tan estúpido de confesar un asesinato en directo, de implicar a tus ayudantes y de…





La frase quedó en el aire cuando las luces del plató se apagaron de golpe.




martes, 31 de julio de 2018

La entrevista


La otra noche, quizá inspirada por el eclipse, me dio una especie de ataque febril por escribir algo que llevaba rondándome la cabeza mucho tiempo. Me senté frente al ordenador y no paré de teclear hasta que estuvo acabado.

Aquí lo dejo. La primera parte...
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Aunque el caso se había desarrollado bajo secreto de sumario, los medios no habían dejado de emitir exclusivas sobre lo que, en teoría, estaba pasando en los juzgados. Ahora se hablaba de que si se habían presentado testigos inesperados por parte de la defensa, luego que si resultaba que había nuevas pruebas forenses que inculpaban al acusado. 

Analistas y tertulianos se reunían cada día para especular sobre cuán inclinada estaba la balanza en su contra, y la abrumadora cantidad de indicios que le situaban como perpetrador del crimen. 

Por eso resultó una gran conmoción que, de repente, todo se resolviera con una declaración unánime de inocencia y libertad sin cargos inmediata para Juan Martí, heredero del imperio inmobiliario Martí & Casany.

Las cámaras le mostraban sereno y relajado, en su chalé de la playa de la Malvarrosa, impertérrito ante los cientos de periodistas que acampaban a los pies de la mansión. Parecía disfrutar de tanta atención y seguramente lo hacía: paseaba su perfecto torso desnudo por el jardín, sin preocuparse de protegerse de miradas indiscretas.Mostraba una sonrisa resplandeciente en todas las portadas, y sus ojos azules bailaban, juguetones, hacia las cámaras de televisión.

Durante algún tiempo las tertulias continuaron, primero a diario, luego durante un par de horas semanales en programas nocturnos y de investigación. ¿Sería realmente inocente? ¿Podría un culpable estar tan tranquilo y disfrutar tanto de la atención mediática? ¿Sería algún tipo de psicópata? 

Finalmente la atención hacia Martí bajó, y, transcurridos seis años de su detención, ya no se hablaba de él salvo en algún programa repetido. Por eso llamó tanto la atención que una de esas tertulias nocturnas, la de los viernes, anunciara una entrevista en exclusiva con Juan Martí, en la que éste desvelaría los secretos del crimen que le había llevado ante los tribunales hacía ya tanto tiempo. Y de repente el foco mediático estaba de nuevo sobre él. ¿Qué querría contar ahora? ¿Sabría más de lo que dijo? De manera que millones de personas aguardaban expectantes, al momento en que se reuniera con la entrevistadora, una periodista de mediana edad que conducía su programa como si de una sala de interrogatorios de la policía se tratase.

Juan Martí salió pocos segundos después de ser anunciado. Se sentó en un sillón de estilo nórdico enfrente de la periodista, y miró a los ojos a toda España cuando fijó la vista en la cámara número 3. 

—Buenas noches —dijo, y nadie dudó de su inocencia en aquel momento. 

—Buenas noches, Juan. Estamos encantados de que estés aquí. Esta es la primera entrevista que concedes desde…

—Desde el asesinato, sí. 

—Desde el llamado «crimen de las estrellas».

—La verdad es que nunca me gustó ese nombre —sonrió. —Es verdad que tenía mucho que ver con las estrellas, pero a veces creo que se referían más a mi que al lugar donde fue encontrado.

—El Jardín de Astronomía de la Ciudad de las Artes. Por eso se le llamó de las estrellas, ¿no?

—Sí, las estrellas eran importantes. Las del cielo, yo… —rió, y volvió a mirar a cámara. Los espectadores, en sus casas, se dejaron guiar por sus ojos. Muchos aprovecharon para entrar a sus grupos de Whatsapp. «¿Estás viendo la tele?» —escribían. — «Ponla, está saliendo Martí». La cuota de share del programa subía cada vez que el susodicho se giraba hacia el espectador.

—De ti venimos a hablar hoy. Juan, tengo que decir que nos sorprendió mucho que nos llamaras pidiendo conceder esta entrevista.

—Suponía que ya os habríais olvidado de mi.

—Ha pasado mucho tiempo.

—Y ha habido más crímenes, otros sucesos. Es normal. Pero hoy tenía que volver a hablarse de mi.

—¿Podemos preguntar por qué?

—Hoy hace exactamente seis años del crimen.

—Hoy hace seis años desde que una pareja que iba buscando un rincón oscuro en L’Umbracle encontró un cuerpo desfigurado, con un cuchillo que pertenecía a tu familia clavado justo en el corazón.

—Exacto. El asesinato del que me acusaron y con el que, finalmente, no pudieron relacionarme.

—O sea, que fue por eso por lo que te declararon inocente.

—Claro. Varios testigos me situaron en el hotel Sidi Saler a la hora del crimen. Era imposible que hubiera estado a la vez allí y en el Jardín de Astronomía.

—El hotel se encuentra bastante cerca, en coche, no hubieras tardado mucho en ir y volver.

—Sí, pero la llave de mi habitación no había sido usada esa noche. Llegué al hotel hacia las 5 de la tarde y estuve en el spa hasta las 7, así lo asegura la masajista filipina que me descontracturó la espalda. Y luego subí a la habitación y pedí la cena al servicio de habitaciones. No había lugar a dudas —sonrió de nuevo al público. Más espectadores se unieron a la tertulia.

—Si tu coartada era tan sólida, ¿por qué se prolongó tanto el juicio?

—No había otro sospechoso. El cuchillo es una reliquia familiar que lleva en mi familia generaciones, pero un perito pudo demostrar que el que estaba clavado en aquel corazón era una falsificación muy trabajada. Quizá me pasé de ostentoso, incluso apareció un reportaje sobre él en una revista especializada. Como dijo el perito, cualquiera que fuera un poco mañoso podría haber hecho una reproducción con la intención de inculparme.

—Entonces, ¿el auténtico aún está en su poder?

—Sí, claro. Pero no lo tenía yo, estaba en una caja acorazada en el banco. Cuando el perito pudo comparar ambos cuchillos y distinguir el original de la copia, nadie tuvo dudas acerca de mi inocencia.

—El crimen sigue sin resolver, ¿tiene alguna idea de quién pudo haberlo hecho?

—Bueno, tengo que decir que a eso he venido. —se echó hacia atrás y entrelazó sus manos a la altura del estómago.

—¿Quieres decir que sabes quién cometió el asesinato?

—Sí, eso quiero decir. Pero creo que ya toca la pausa de publicidad, ¿no?

—Tienes razón. —la periodista se giró a cámara —Volveremos en cinco minutos, permanezcan atentos a sus pantallas porque en breve Juan Martí desvelará la identidad del «asesino de las estrellas».


La pantalla se ennegreció en millones de salones, cocinas y bares, y dio paso a un anuncio de yogures líquidos.

Continuará...

miércoles, 18 de julio de 2018

Farewell

Se acerca el verano y mi resumen anual de videojuegos.

Para empezar, por fin lo he jugado, después de mucho tiempo. El episodio especial "Adiós" de Life is Strange: Before the storm. La despedida, para siempre de Chloe y Max. Digna y triste. 

Y porque hacía mucho que no jugaba a nada, descubrí también la precuela gratuita de Life is Strange 2: The awesome adventures of Captain Spirit.

Debo decir que la historia del niño me la iba viendo venir desde el principio. Pero oye, es gratis y quita un poco el mono hasta que salga el 2. Y se supone que las decisiones que tomes afectarán al futuro juego. No sé cómo, pero estoy intrigada (y un poco impaciente).

También ha salido ya el Vampyr. Lo cual significa estar en modo: en algún momento bajará de precio y me lo podré permitir. Pero oye, así llevo con el Dishonored 2 ya cuanto, ¿dos años? 

Además también está el anuncio de Fallout 76, que vuelve a llegar igual que el 4, para mi cumple. Pero tengo un problema con los juegos de mundo abierto, y es el tiempo disponible para vagar sin rumbo escuchando canciones de los 50. Y eso que lo hago a menudo en la vida real.

Y por último, Cthulhu returns. Para Halloween, más concretamente. En un ataque de nostalgia compré el Dark Corners of the Earth en las últimas rebajas de Steam. Y ahora... una nueva llamada se aproxima.

Lo cual me hace pensar en una historia que me ronda la cabeza últimamente. Últimamente voy a la piscina a nadar, como un personaje cualquiera de una novela cualquiera de Murakami, y se me ocurren historias de primigenios. Debería empezar a anotarlas.

domingo, 1 de julio de 2018

Más ideas

Otra reflexión.

Ayer mientras conducía hacia Almansa me dio por pensar que hay sitios en los que he estado pero en realidad nunca he estado.
Por ejemplo, nunca he caminado por una autovía. Entonces, ¿se puede decir que he estado en una autovía?

No podemos cruzar dos veces el mismo río. Ni dos veces por la misma autovía.

No me hagáis caso, es el calor que me derrite el cerebro. Julio tiene ese poder sobre mi.